Presentación


En principio podemos decir que la oración ocupa un lugar muy importante en la tarea de trabajar nuestra historia personal, revisar nuestro pasado desde la herencia intergeneracional es decir de nuestros antepasados, luego en el periodo prenatal, infancia, adolescencia, etc.

Comúnmente decimos que la Oración es una conversación con Dios y en una conversación hay siempre un ¨Yo¨ y un ¨Tú¨. Un Tú que tiene el amor por cada uno de sus hijos y quiere protegerlos y liberarlos de todo mal.

Él quiere recomponer nuestra vida, darnos su paz, sanar nuestras heridas y traumas y todo aquello que nos impide ser felices y libres en lo cotidiano de nuestra vida. Por ello en la Palabra de Dios nos exhorta: Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá la puerta (Mt. 7,7).

También es muy importante la función que cumple el Perdón, pidiendo tanto a Dios, por el hecho de que se haya de algún modo propiciado algunas de aquellas situaciones, como también a las personas involucradas y a uno mismo por si acaso nos hubiéramos estado culpándonos durante toda nuestra vida.

Dios nos ama y desea lo mejor para nosotros como dice su palabra: No se preocupen por el futuro, no tengan miedo de las cosas, de las personas que los rodean. Si Dios nuestro Padre tiene tanto cuidado con los pájaros y los árboles, ¡ cuánto más cuidado va a tener con cada uno de nosotros que tenemos mucho más valor que los pájaros y los árboles! Si Dios nos dio la vida, no nos va a dar comida? Si nos dio nuestro cuerpo, no nos proveerá también de ropas? Dios nos da la razón por la cual seguir teniendo cuidados para con nosotros. Jesús dice: ¨Buscad primero el reino de los cielos, y todo lo demás vendrá por añadidura¨ (Mt. 6,25-34).

Por eso queremos en este momento invocar al Espíritu Santo diciendo:

Rey celeste, Espíritu consolador, Espíritu de verdad, que estás presente en todas partes y lo llenas todo, tesoro de todo bien y fuente de la vida, ven, habita en nosotros, purificanos y sálvanos, tú que eres bueno.
Ven Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el pecado del hombre si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

¡Ven Espíritu Santo! y llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía Señor tu espíritu y todo será creado, y renovarás la faz de la tierra.
Oh Dios que aleccionaste los corazones de tus fieles, con la ciencia del Espíritu Santo.
Haz que guiados por este mismo espíritu, saboreemos la dulzura del bien y gocemos siempre de sus divinos consuelos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Ten misericordia y derrámanos tu Sangre preciosísima Señor Jesús recorriendo toda nuestra historia personal y nuestras familias!...y decimos:

¡Oh Sangre y Agua! que brotaste del Corazón de Jesús, como manantial de Misericordia para nosotros, en Vos confío y espero.

Desde ya agradecemos a Dios Todopoderoso por lo que va obrando en nosotros, también la intercesión de nuestra Madre La Virgen María, a San Miguel y toda la Milicia Celestial !!!.


Que Dios les Bendiga y acompañe...!!!    gracias  Un Abrazo!       hasta pronto...

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